INDERMAN
“Lo último que verás hoy será el rojo carmesí de tu sangre”
{Era un día viernes como cualquier otro o eso era lo que pensaba hasta la hora de la salida, me
quede hasta el último porque tenía que entregar unos documentos, cuando salí vi
como un grupo estaba molestando a un joven, no me parecía justo pensaba
intervenir, pero paso algo muy extraño, el joven empezó a reírse de manera sínica
sonaba muy aterradora, quería alejarme de
aquel lugar, su risa me transmitía mucho miedo, pero a la vez quería ver
lo que iba a ocurrir.
Su rostro cambio totalmente, ya no se podía distinguir una
expresión su mirar era frío y penetrante, esos ojos completamente negros y unas
marcas en el contorno de de ellos.
Los jóvenes que lo molestaban empezaron golpearle pero él no sentía nada estaba parado viéndoles parecía que no sentía dolor, no le causaban ningún rasguño y el de repente agarró a uno
de los jóvenes que lo golpeaban y lo levantó con una sola mano y le rompió el cuello
y lo arrojó lejos los demás empezaron a coger palos para defenderse, pero no servía de nada porque
eso no le afectaba y con gran rapidez le arrancó la cabeza a uno y así asesinó al resto no podía creer lo
que había visto era, aterrador una bestia que parecía un demonio no olvidaré su
cara no tenía ninguna expresión solo tranquilidad en él. Me fui de ese lugar y pedí ayuda a mucha
gente y hasta la policía y no lo
encontraron solo vieron los cadáveres de los jóvenes que fueron despedazados me fui a mi casa con mucho terror no podía dormir
solo pensaba que ese demonio andaba suelto.}
Inderman era un chico como cualquier otro iba a ingresar a un nuevo
instituto, tenía 12 años cuando todo empezó. Todos los días sus compañeros le golpeaban e insultaban, el no entendía por
qué. Trataba de fingir que no le afectaba todo eso, “Deberías defenderte o
ellos seguirán abusando de ti”
Una voz muy amigable le hablaba a sus espaldas el volteo para ver
quién le hablaba, pero no había nadie, a lo mejor, ¿fue su imaginación? Pensó por unos instantes pero no le dio
importancia decidió ir a su casa ya que se estaba haciendo muy tarde. Mientras
caminaba cerca un pequeño bosque los jóvenes que siempre le molestaban lo
acorralaron, ‘por fin llegas ya nos estábamos aburriendo. Es hora de tu
golpiza’ dijo uno de ellos. Pero Inderman no dijo nada solo se quedó callado,
pero recordó aquella voz que le dijo que debía defenderse y así lo hizo.
Golpeó al líder de aquel grupo y a otros dos pero no se dio cuenta
que uno de ellos tenía una navaja. Lo apuñalaron por la espalda sin
remordimiento alguno, sus compañeros se levantaron y volvieron a golpearlo de
una manera salvaje, Inderman poco a poco fue perdiendo el conocimiento, estaba
gravemente herido.
Por un momento sus ojos se fueron cerrando pero pudo ver una sombra
que se acercaba a él tomándole de la mano, al parecer sus atacantes no la
veían. “Tienes que defenderte, ya es hora haz que lo último que vean hoy sea el rojo carmesí de su sangre” vio cómo se desvanecía
en el aire, en ese momento fue como si un demonio hubiera tomado el control de
su cuerpo, ya no sentía ningún dolor, dejo de mostrar expresión alguna, sus
ojos, se tornaron de un color negro al igual que la oscuridad de una noche sin
luna, unas extrañas marcas aparecieron en
su rostro cruzando sus ojos.
Inderman ya no tenía control sobre su cuerpo, se levantó y empezó a
masacrar de una manera salvaje a aquellos chicos, los despedazaba, parecía un
animal salvaje acabó con ellos a excepción de líder de aquel grupo el cual lo miraba
con miedo, quería huir de aquel lugar, quería alejarse de ese demonio, pero sus
piernas no le respondía por el miedo que sentía se quedó en un estado de
shock. Inderman se acercó lentamente a él, “todo se paga tarde o temprano sabes
algo, Lo último que verás hoy será el rojo carmesí de tu sangre y no volverás a
lastimar a INDERMAN”
Dijo con una sonrisa macabra antes de tomarlo por el cuello y apretarlo con fuerza, y dejándole una gran herida que muera lentamente. Inderman se alejó de aquel lugar y cuando pudo
reaccionar se dio cuenta de lo que hizo, se sentía mal pero a la vez se sentía
feliz ya que no le volverían a hacer daño, al llegar a su hogar entró a su
cuarto y se vio en un espejo mientras recordaba lo sucedido, empezó a sonreír y
mientras lo hacía vio como sus ojos cambiaban de color y aquellas marcas
aparecían en su rostro “soy un monstruo” se dijo a sí mismo mientras dejaba de
sonreír y se calmaba, al hacerlo su rostro volvió a la normalidad, tenía miedo
de sí mismo, “¿qué pasara si no logro controlarme?, acaso ¿lastimare a
cualquiera?, no lo entiendo” ‘no tengas
miedo tu no puedes lastimar a inocentes, pero tampoco puedes estar cerca de
ellos. Solo puedes lastimar a aquellos que te hagan daño o que les hagan daño a
otras personas como te lo hacían a ti, debes alejarte de los inocentes ya que
en cualquier momento puedes perder el control. Ya no puedes seguir viviendo
aquí.’
Se escuchó esa voz en su habitación y vio en el reflejo de su espejo
una sombra parada a sus espaldas “¿que eres?, ¿porque me pasa esto a mí? ¿Qué
será de mi vida si no tengo a dónde ir?” dijo Inderman pero lo único que
aquella sombra le contestó fue que era un peligro y que ya no necesita nada ya que
solo parece una persona pero el ya no lo es aunque lo aparente.
Pasaron 7 años desde aquel día se reportaron a muchos jóvenes
desaparecidos, la mayoría eran encontrados decapitados y a los que no
encontraban ya se imaginan cuál fue su destino pero siempre se encuentra una
nota de dice “Lo último que verás hoy será el rojo carmesí de tu sangre”
Inderman controla a
su demonio, se esconde entre la
oscuridad, no es cualquier asesino, mata a aquellos que merecen morir, nunca le
hagas daño a nadie ya que puedes encontrarte con Inderman y lo último que logres ver sea el rojo carmesí de tu sangre.
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